Con motivo del Día de la Educación Financiera, la Asociación de Educadores y
Planificadores Financieros (AEPF) y la Asociación Española de Consumidores
(ASESCON) hacemos público este manifiesto para subrayar la importancia de
la educación financiera como herramienta esencial de protección y bienestar
para los ciudadanos.
En un contexto europeo marcado por la incertidumbre económica, el
envejecimiento de la población y la presión creciente sobre los sistemas de
pensiones, la educación financiera se convierte en una herramienta
imprescindible para garantizar el bienestar presente y futuro de los ciudadanos.
Los datos son claros: en Europa, trillones de euros permanecen inmovilizados
en cuentas corrientes o depósitos de baja rentabilidad, reflejo de una cultura de
ahorro pasivo y poco orientado al largo plazo. Apenas un 19% de los
ciudadanos cuenta con productos de pensiones individuales, mientras que un
36% de los hogares convive con deudas y casi la mitad tiene dificultades para
afrontarlas. Además, más del 50% de los ciudadanos reconoce no sentirse
seguro financieramente.
Este panorama revela una paradoja: los ciudadanos reconocen la importancia
de la salud financiera, pero carecen de las herramientas, la confianza y el
acompañamiento necesarios para transformar esa motivación en acción real.
La alfabetización financiera básica ha avanzado, pero no existen evidencias de
que, por sí sola, produzca cambios sostenibles en el comportamiento de los
ciudadanos. Conocer qué es la inflación o el interés compuesto no basta para
aprender a ahorrar, gestionar deudas o planificar la jubilación.
Por eso, defendemos una educación financiera orientada a la acción,
centrada en tres pilares:
Conocimiento accesible y útil, que traduzca los conceptos financieros
en decisiones prácticas de consumo, ahorro e inversión.
Habilidades y hábitos, para que las familias aprendan a controlar su
presupuesto, organizar sus recursos y anticipar riesgos.
Herramientas y acompañamiento profesional de calidad, que
transformen la información en planes financieros reales adaptados a los
objetivos vitales de cada persona y familia, y basados, todo ello, en
estándares de calidad que puedan ser contrastados.
ASESCON y AEPF compartimos la convicción de que la protección del
consumidor y la educación financiera son dos caras de la misma moneda. La primera evita abusos, malas prácticas y decisiones de consumo perjudiciales;
la segunda ofrece un camino estructurado y transparente para alcanzar
objetivos vitales como la educación de los hijos, la vivienda o el
emprendimiento. Ambas instituciones creemos que es necesario impulsar:
- Programas de educación financiera de calidad, basados en
estándares reconocidos, que ofrezcan seguridad y pongan la educación
financiera al servicio de los consumidores, ayudándoles a tomar
decisiones responsables y conscientes. - Educadores financieros certificados que acompañen a las familias en
la construcción de planes financieros reales, independientes de la oferta
de productos y adaptados a cada familia. - Herramientas estandarizadas y homologadas, que garanticen
procesos transparentes y comparables. - Colaboración entre entidades públicas, privadas y sociales, para
extender la cultura de la educación financiera de calidad y el consumo
responsable.
La protección de los consumidores no puede entenderse sin educación
financiera. Y la educación financiera no tiene sentido si no se traduce en
ciudadanos más libres, responsables y capaces de decidir con criterio sobre su
dinero.
AEPF & ASESCON
Día de la Educación Financiera, 6 de octubre de 2025